Las galas de los artistas
La entrega de los premios de cine o de teatro españoles constituyen todo un motivo de estudio del comportamiento humano y del nivel intelectual y cultural de nuestra sociedad.
Principalmente los premios Goya son un hervidero de desprósitos sin cuento comenzando por el presentador "angelical" que baja de las alturas haciendo siempre un acto de deterioro de las creencias, como sus chistes sin gracia como si se tratara de un recluta consentido que trata de congraciarse con sus compañeros después de realizar las novatas.
Este año teníamos el aliciente del enfrentamiento entre los mismos "zejistas" aque han apoyado el desprpósito del 11 M a causa del negocio del canon.
Los ministros y ministras asistentes, con sus mejores galas sociatas aguantaban la mecha pero sin inmutarse porque estabanb rodeados de sus palmeros.
¿ Verdad que hubiera sido distinto si ellos hubieran sido del PP?
Entonces ya verían al "bufón" de turno hacer gracietas de colmillo retorcido sin educación noi cop0nsideracióN alñguna.
Pero es que esta izquierda trasnochadda española es así. el canón es un impuesto revolucionario compensatorio de lo mucho que "ha robado" la derecha.
Después asistimos a los despropósitos de la distribución de los premios, siempre entre amiguetes y a resultas de las filias y fobias correspondientes.
Algún artista galardonado en el extranjero, español, que se ahoga en su propio éxito y que trata de vivir bien entre capitalistas mientras aquí saca el carnet de militante revolucionario:
Y por último la acreditación de unos actores que repiten como papagayos muletillas, estribillos, soniquetes y agradecimientos hasta a su gato, durmiendo al personal, empapizando, lloriqueando y sacando a relucir su repertorio de tacos y mala educación, dejando bien alto el pabellón de unos actores sin oficio y poco sólidos.
¡ Cuánto se echa en falta la solidez verbal y de comportamiento de los grandes de la escena española que desafortunadamente van desapareciendo de la vida social por la edad y que no hay reemplazo para ellos ya que los actuales están sólo preocupados del glamour, de la subvención y del bisagreo político.
Aunque, ciertamente que no son todos.
20-febrero-2011
Criticus